Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Mientras que Regina, Renata, Luna, Etan, Yaretzi, Abdiel, Nicté y otros miles de niños más disfrutan de su infancia, se divierten, juegan, pasan tiempo en familia y son consentidos, la realidad para muchos otros como el Gordito, Pipo o el Chimue -como se llaman entre ellos mismos por cariño- es muy diferente, pues tienen que trabajar desde pequeños para ayudar a sus familias con los gastos. Mientras que Lupita trabaja para ahorrar y poderse comprar sus cosas.
En Michoacán viven 4 millones 748 mil 846 personas, de acuerdo con las cifras más actuales del Inegi, de las cuales 1 millón 381 mil 601 son menores de 0 a 15 años de edad, que representan el 29% de la población de esa entidad. A este número se suman los 336 mil 57 adolescentes de 16 y 17 años, para dar en total 1 millón 717 mil 658 menores de 18 años.
Es decir, la infancia en la entidad es cerca de una tercera parte del grueso poblacional y, al igual que otros grupos etarios, viven una serie de matices y contrastes, muchos de ellos en la pobreza o desigualdad, incluso un número significativo tiene que trabajar para aportar a la economía familiar.
Futbolista, maestro de música, locutora de radio, doctora, veterinaria o dentista son algunas de las aspiraciones que tienen los pequeños con los que platicó MIMORELIA.COM, sin embargo, para otros tantos no será posible. De acuerdo con datos de la REDIM, alrededor de 822 mil menores de 0 a 17 años de edad vivían en situación de pobreza y otros 137 mil niñas, niños y adolescentes en pobreza extrema.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil realizada en el 2022, nuestro estado se coloca en el quinto lugar con más menores de edad que trabajan. Según los datos, del millón 264 mil 319 menores de entre 5 y 17 años de edad, el 18% trabaja, es decir, 227 mil 577 menores.
De los menores que tienen un empleo en la entidad, 116 mil 133 laboraban en una ocupación no permitida e incluso 111 mil 84 desarrollaban una actividad considerada peligrosa.
De acuerdo con la Enti 2022, los principales motivos por los que los menores trabajan son para ayudar a sus familias, para su escuela o cubrir sus gastos, aprender un oficio o para el pago de deudas.
“Este lugar lo consiguió mi hermano, pero ahorita está en el internado porque no se portaba bien y por eso me vine yo a trabajar”, cuenta Pipo, quien con su amigo el Chimue se dedican por las mañanas y fines de semana a abrir las puertas en una tienda de autoservicio a cambio de propina; por las tardes, ambos van a la escuela, aunque a decir de ellos mismos, no les va tan bien en sus calificaciones.
“Vamos a la escuela en la tarde, pero este va a reprobar, lleva puro cinco”, dice el Chimue en tono burlón acusando a Tito.
“Nosotros apenas tenemos poquito tiempo aquí […] hay días que hemos sacado 150 pesos cada uno. Hoy nada más llevo 65 yo, y este lleva cien. En veces se pueden ganar hasta 400 pesos”, añade.
El Gordito, por su parte, tiene ya un par de años ayudando en una tienda de abarrotes muy cerca de su domicilio. Comenzó limpiando y acomodando producto, ahora ya hasta lo dejan cobrar.
“Empecé ganando cien pesos al día, ahora ya gano más, el dinero se lo doy a mi mamá, ella también trabaja, pero para ayudarla en lo que se necesita pagar; tengo un hermano más pequeño”, comenta.
“Trabajo para poder ahorrar, me compro cosas. Cuando me va bien saco 50 pesos o más, pero hay días que no me llevo nada”, comenta Lupita, quien tiene un año apoyando de mesera los fines de semana.
Pipe y el Chimue a sus 8 años aún no saben qué les gustaría ser de grandes; el Gordito, a sus 13 años, tiene la idea de ahorrar y poner una tienda como en la que trabaja, mientras que Lupita, de 12 años de edad, aspira a ser maestra.
Para el ciclo escolar 2022–2023 más de 900 mil menores cursan la educación básica, es decir, primaria o secundaria, lo que representa un nivel de absorción superior al 93%, por lo que la cifra de michoacanos de entre 5 y 14 años de edad que no estudian es inferior a 100 mil en todo el estado, sin embargo, la cifra, según e Inegi, colocaba a la entidad como una de las cinco con menor porcentaje de población que acudía a la escuela.
Y es que el grado promedio de escolaridad en Michoacán es de 8.6 años, es decir, de primaria y parte de la secundaria.
Finalmente, la psicóloga Guadalupe Rangel compartió signos de alarma básicos para identificar que el infante enfrenta problemas emocionales:
1. Cambio en la socialización
2. Pérdida de interés o desánimo en aquellas actividades que anteriormente disfrutaba
3. Arrebatos de enojo, tristeza o frustración
4. Alteración en el apetito, aumento o falta de él
5. Cansancio o falta de energía
6. Autolesiones, juegos destructivos o agresivos
Datos de la infancia:
24 mil menores de entre 0 y 14 años de edad tienen alguna discapacidad. Las más recurrentes son motoras y visuales.
30 quejas por algún tipo de violencia en las escuelas se han registrado en lo que va del año en el estado.
96 casos de bullying se registraron durante el año pasado en la entidad.
rmr
