
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- El poker, como cualquier otro juego de azar, tiene un elemento fundamental: la aleatoriedad. Esto provoca que las cartas que puede tener un jugador en su posesión en cada turno de la partida, lo que se conoce coloquialmente como mano, no siempre van a ser buenas. Las manos buenas son hechos puntuales, y evidentemente deben de ser aprovechadas como oportunidades.
Muchos jugadores, incluso los más experimentados, caen en el error, de forma recurrente, de no saber jugar correctamente estas manos. El miedo, el exceso de astucia, la falta de comprensión del valor, o a veces simplemente los nervios, provocan que se dejen pasar la opción de sacar el máximo beneficio posible.
Es aquí cuando surge un concepto muy interesante: el “value betting”. También conocido como “apostar por valor”, no es solo una cuestión de fuerza, sino que se centra en el análisis, el contexto y la precisión, elementos absolutamente fundamentales para un buen jugador de poker.
En este artículo vamos a explorar cuándo y cómo se debe apostar en los momentos de mano fuerte en el poker, con el fin de obtener el máximo valor posible, y evitando los errores que provocan la pérdida de oportunidades cuando juegues en portales especializados que cumplan con todas las garantías.
¿Qué significa apostar por valor?
Apostar por valor es hacer una apuesta con la intención de que te paguen con una mano peor. A diferencia del farol, donde se busca que el rival vaya subiendo su apuesta y al final se retire, aquí se busca que llegue hasta el final y que pierda.
No es algo que se reduzca únicamente a tener un mano fuerte, sino que hay que evaluar si hay un número suficiente de manos peores que vayan a pagar la apuesta que tú estás llevando a cabo. Es decir, se apuesta con la idea de sacar un beneficio mayor a pasar o inducir la acción.
El error de regalar el valor
Uno de los fallos más comunes al tener una mano fuerte es el famoso "slowplay". Este concepto se refiere al juego de forma pasiva, tratando de engañar al rival. Se trata de una técnica propia de otros momentos de partida, pero mucha gente la usa cuando tiene buenas cartas, y lo único que está haciendo es perder fichas.
Cuando un jugador tiene una gran mano y ve que hay opciones de que no le paguen de la forma que espera, lo mejor que puede hacer es apostar. En el peor de los casos los rivales se retirarán y se llevará las ciegas iniciales.
¿Cuándo apostar por valor?
La clave para realizar esta acción está en el análisis de lo que puede tener el rival. En primer lugar, hay que mirar las cartas sobre la mesa y las que tenemos en la mano. Es evidente, por ejemplo, que, si tenemos una pareja de ases, y hay otro en la mesa, es imposible que el rival tenga una pareja. Esto nos da ya una buena información.
Por otro lado, hay que ver lo que han hecho los rivales previamente. Es decir, si cuando hemos tenido manos peores, los contrincantes han pagado valores que estaban por encima de lo que esperábamos, es evidente que se trata de jugadores que suelen igualar.
Tamaños de apuesta: un arma estratégica
El camino al éxito no reside solo en apostar, también en el valor de la apuesta. Como en casi todo, la virtud está en un término medio. Es decir, si apuestas muy fuerte de primeras, el resto de los jugadores podrían retirarse al ver tu determinación. Por otra parte, si vas demasiado bajo, no conseguirás un beneficio acorde a tu mano y darás opción de que sigan en partida otras manos que, al final, podrían acabar siendo mejor que la tuya.
En este contexto, lo más indicado es ajustar el tamaño según el rango del rival y su perfil. Si se trata de jugadores que tienden a lanzarse sin miedo a igualar, se puede apostar un poco más alto. Si, al contrario, los contrincantes son cautos, el valor debe extraerse de esas cantidades bajas que pongan sobre la mesa.
En cualquier caso, la idea está en apostar con cabeza, pero, a la vez, hacerlo sin ningún tipo de miedo.
River: la última oportunidad de sacar valor
El momento de la partida en el que se revela la última carta tiende a generar estrés en los jugadores. De hecho, muchos pasan en esta ronda, aun sabiendo que tienen buenas opciones de éxito.
Si se llega a este punto con una buena mano y el rival ha mostrado interés en las apuestas anteriores, no está de más llevar a cabo una apuesta final del 25% o 30% del bote. Esto es muy rentable y sirve para capturar valor en un momento donde la gente suele pasar por precaución.
Eso sí, todo esto analizando que puede tener el rival. Es el último momento de la partida, no van a salir más cartas, y la suerte ya está echada.