

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- El balón ya no rodaba, pero las emociones estaban lejos de apagarse. Toluca conquistó el bicampeonato de la Liga MX tras vencer a Tigres en una final de alto voltaje, pero fue el después el que robó protagonismo con escenas dignas de un guion cinematográfico.
Y mientras Toluca celebraba, Juan Pablo Vigón, mediocampista de Tigres, protagonizaba un momento lamentable. Tras el penal de Vega, empujó por la espalda a Franco Agustín Romero, presuntamente en respuesta a burlas. El episodio generó tensión entre ambos equipos y comentarios divididos entre aficionados.
El héroe inesperado fue Alexis Vega. Luego de dos meses fuera por lesión, regresó justo a tiempo para ejecutar el penal que selló el 9-8 definitivo en la tanda. La historia tuvo un giro más: en entrevista con Fox Sports, dedicó el título a Chivas, el equipo donde vivió momentos de gloria… y también de tormenta.
Antonio Mohamed no solo levantó la copa, también levantó la voz. En medio de los festejos, el técnico argentino fue captado confrontando al periodista David Faitelson en un cruce verbal intenso. Aunque no se escuchan las palabras exactas, todo apunta a críticas recientes de Faitelson sobre la decisión de Mohamed de sentar al portero Hugo González y poner a Luis García en la final, llamándolo una exhibición injusta del jugador y cuestionando su ética y moral. La respuesta llegó, no en conferencia, sino cara a cara, en la noche donde todo debía ser celebración. Mohamed también tuvo un segundo altercado con el periodista Mauricio Ymay, a quien aparentemente le negó una entrevista.
Pero no todo fue fiesta. Al minuto 56, cuando Gignac fue sustituido, un aficionado de Toluca lo golpeó con un banderín desde la tribuna. Aunque el francés no resultó lesionado, el momento evidenció la falta de control en algunos sectores del estadio Nemesio Diez. La agresión, captada en video, provocó una rápida intervención de seguridad.
Toluca escribió una página brillante al consagrarse bicampeón, pero la noche también dejó lecciones sobre el temperamento, los egos y la delgada línea entre la gloria y el caos. La Liga MX, una vez más, demostró que en el futbol mexicano el espectáculo no siempre termina con el silbatazo final.
RPO