
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Dos hombres viajan por una carretera del norte de México. Apenas se conocen, pero el trayecto los confronta con la soledad, el deseo y las emociones que nunca se atrevieron a nombrar. Así se desarrolla En el camino, la nueva película de David Pablos, presentada en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) dentro de la Competencia de Largometraje Mexicano.
El filme sigue a Veneno, un joven que se prostituye en los márgenes de las carreteras, y a Muñeco, un camionero que lo recoge durante una de sus rutas. Entre ambos se construye una relación que evoluciona desde la desconfianza hasta una complicidad silenciosa, mientras recorren un país detenido entre la violencia y el abandono. A través de esta historia, Pablos explora la intimidad masculina y la dificultad de expresar afecto en entornos donde la vulnerabilidad se percibe como debilidad.
La película ha sido reconocida internacionalmente por su enfoque sensible sobre la identidad y los vínculos entre hombres. En el Festival de Venecia, recibió el Queer Lion 2025, premio que distingue a la mejor película con temática LGBTQ+, por su retrato honesto y contenido del deseo y la ternura en un contexto marcado por la represión emocional.
Durante la conferencia posterior a la función de prensa, Pablos explicó que esta historia representa una búsqueda personal por narrar los afectos desde el silencio y por mostrar que la masculinidad también puede ser un espacio de fragilidad y empatía. El director señaló que En el camino fue concebida como un ejercicio de contención narrativa, donde los gestos, el paisaje y la pausa funcionan como lenguaje emocional.
Visualmente, la película se sostiene en una fotografía naturalista que refuerza la sensación de tránsito y desolación. Los amplios planos del desierto dialogan con la distancia entre los personajes, mientras el silencio y la ausencia de música acentúan la tensión entre lo que se dice y lo que se calla.
Con esta cinta, David Pablos, autor de La vida después y El baile de los 41, consolida una filmografía centrada en los vínculos humanos y en la forma en que el entorno moldea las emociones. En el camino confirma su madurez creativa y amplía las representaciones del deseo masculino dentro del cine mexicano contemporáneo, alejándose de los estereotipos del descubrimiento y el despertar de los sentimientos que conocemos en la pantalla grande respecto a la diversidad sexual.
Más que un relato de carretera, la película es una reflexión sobre la necesidad de ser vistos y comprendidos en un país donde el afecto entre hombres sigue siendo un tema esquivo. En el camino propone una mirada honesta, sin artificios, hacia aquello que persiste incluso cuando todo lo demás se desvanece.
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