¿Puede la inteligencia artificial ser tu terapeuta?

Estudios revelan que usuarios perciben a la IA como más empática que algunos terapeutas
La IA puede simular sesiones terapéuticas, pero no reemplaza la conexión humana
La IA puede simular sesiones terapéuticas, pero no reemplaza la conexión humanaESPECIAL
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Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- En tiempos donde la inteligencia artificial (IA) influye en decisiones cotidianas surge una inquietante pero fascinante pregunta: ¿puede una máquina acompañarnos en uno de los procesos más íntimos del ser humano, como lo es la psicoterapia?

Para el Dr. Edilberto Peña, experto en neuropsiquiatría, la respuesta es clara: “No estamos listos para dejarle la terapia a las máquinas”, pero también señala que la IA no debe verse como una amenaza, sino como una aliada estratégica en el cuidado de la salud mental.

Los sistemas actuales de IA han sido entrenados con miles de horas de sesiones reales, de diferentes enfoques terapéuticos. Estos algoritmos aprenden a detectar patrones, formular preguntas significativas y brindar contención emocional mediante lenguaje natural, lo que les permite simular conversaciones sorprendentemente cercanas a una sesión psicológica.

Aunque parezca contradictorio, algunos estudios preliminares han revelado que los pacientes pueden percibir a estas herramientas como “más empáticas” que un terapeuta humano. La explicación es sencilla: la IA no está sujeta al desgaste emocional, no llega cansada, no tiene mal día. Su disposición es constante y su paciencia inagotable.

Sin embargo, el reto es enorme. “La empatía de una IA es una simulación. No siente”, advierte el especialista. Además, aún no es posible codificar habilidades terapéuticas complejas como confrontar de forma adecuada a un paciente, algo esencial para generar cambio.

Ahí es donde la IA encuentra su mejor papel: como asistente terapéutico entre sesiones. En casos de crisis, ansiedad o aislamiento, el usuario puede interactuar con la IA para aplicar técnicas aprendidas, registrar emociones o simplemente desahogarse sin juicio. Esta función de acompañamiento fortalece el proceso sin sustituir la guía profesional.

Además, su accesibilidad representa una oportunidad clave para poblaciones que viven en zonas rurales, o que por estigma o falta de recursos no acceden fácilmente a un profesional de salud mental.

La inteligencia artificial no es terapeuta, pero sí puede ser el puente que mantiene vivo el vínculo terapéutico. La clave está en usarla con ética, con supervisión y con conciencia de sus límites.

La tecnología avanza, pero la salud mental sigue siendo un terreno donde el calor humano, la intuición y la verdadera empatía siguen siendo irremplazables.

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