Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Algunos pueblos mexicanos mantienen tradiciones prehispánicas, hace 20 años atrás todavía era común ver a los niños salir el 31 de octubre y 1 de noviembre a pedir dulces con las tradicionales "Calaveras de Chilacayote".
En la cultura prehispánica, la tradición oral comparte que el chilacayote tenía relación entre el hombre y su entorno en su tránsito al más allá.
Chilacayote o Tzilacayotli es una planta silvestre que crece como una especie de enredadera entre los árboles de los hogares mexicanos (por lo menos hace años atrás). El fruto de la enredadera es redondo y algunos llegan a pesar entre 5 y 6 kilos, por dentro tiene semillas de color café.
Sí, anteriormente los niños acostumbraban utilizar este fruto para elaborar la tradicional calavera, el fruto se esculpía la forma de una calavera y el interior era iluminado por una vela; así los niños en compañía de sus padres recorrían las calles de los pueblos pidiendo ¡una limosna para mi calaverita!
Galletas, dulces, fruta, pan e incluso comida era de las cosas que las personas acostumbraban dar a los niños.
Actualmente no es común ver a niños recorriendo las calles con calaveras de chilacayote, en medida que pasan los años la gente prefiere comprar en tiendas departamentales o autoservicio bolsas o calabazas de plástico.
Sin embargo, pueblos como Tepoztlán mantienen viva la costumbre, siguiendo la tradición mexicana de que los difuntos se quedan en casa durante ocho días, en este pueblo podemos observar en el día ocho posterior al Día de Muertos las calles alumbradas por las calaveras de chilacayote.
En otros pueblos de México se acostumbra que durante la velación del cuerpo de un difunto, colocar debajo del ataúd un chilacayote partido a la mitad, supuestamente la creencia refiere que el chilacayote absorberá el mal humor del muerto y evitará que se propague entre los asistentes del velorio.
Por: Redacción/E