
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La crianza puede poner a prueba incluso al adulto más paciente. En momentos de berrinche, enojo o frustración infantil, el psicólogo Jeffrey Bernstein propone una solución simple, pero poderosa: una frase de solo ocho palabras que ayuda a calmar a un niño molesto.
Así lo reveló el especialista en comportamiento infantil a Psychology Today, asegurando que esta afirmación, aunque sencilla, tiene un profundo impacto emocional en los menores.
La frase tiene el poder de validar emociones, reforzar el vínculo afectivo y ofrecer un espacio seguro para que el niño se calme sin sentirse juzgado.
Reconoce los sentimientos del menor.
Le asegura que no está solo.
Crea un ambiente de calma y contención emocional.
Además, evita respuestas que suelen aumentar la tensión, como “¡cálmate!” o “estás exagerando”, frases que, aunque comunes, generan rechazo y desconexión emocional.
Cuando los niños se sienten escuchados y acompañados, su necesidad de lucha disminuye. La frase propuesta funciona porque transforma un posible conflicto en una oportunidad de cercanía.
En niños pequeños: Usar tono suave, ponerse a su altura y mantener contacto visual.
En edad escolar: Respetar su espacio, pero sin perder la conexión emocional.
En adolescentes: Evitar confrontaciones. Expresar que estás presente, sin imponer soluciones inmediatas.
Mantener un tono calmado y cálido.
Utilizar lenguaje corporal adecuado: agacharse para hablar con los pequeños o simplemente estar cerca sin invadir.
No esperar una reacción inmediata. A veces, el solo hecho de decirlo y retirarse permite que el mensaje haga efecto.
Evitar buscar soluciones hasta que el menor se haya calmado.
Un paso hacia la inteligencia emocional familiar
Aunque la frase no elimina por completo el enojo o la frustración, sí abre la puerta a la regulación emocional. Con el tiempo, los niños aprenden que sus padres no son enemigos, sino aliados incluso en los peores momentos.
Este tipo de herramientas también enseñan a los adultos a responder desde la calma y no desde la desesperación, sembrando así una relación más sólida y empática.
RPO