

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Hay una verdad que se repite en cocinas de todo México, especialmente después de las fiestas: el platillo que ayer sobró hoy sabe mejor. No es nostalgia ni autosugestión. El recalentado, ese ritual doméstico tan subestimado, tiene explicaciones científicas, culturales y hasta emocionales que lo convierten en una experiencia distinta —y, muchas veces, superior— a la del primer día.
En cenas navideñas, el recalentado provoca una frase casi automática: “sabe más rico que ayer”. ¿Por qué ocurre? ¿Es seguro recalentar cualquier alimento? ¿Cuándo conviene hacerlo y cuándo no? Aquí te lo explicamos.
De acuerdo con especialistas en gastronomía y divulgación científica, cuando un platillo reposa, los ingredientes “conversan” entre sí: las especias, caldos y grasas se integran mejor, se reducen líquidos y los sabores se concentran. Al recalentar, el calor libera compuestos aromáticos que estaban latentes, haciendo que el gusto sea más profundo y redondo.
Por eso guisos como el mole, los estofados, los caldos o el relleno navideño suelen ganar carácter al día siguiente.
El recalentado también tiene límites. El tiempo recomendado para consumir la mayoría de los alimentos es máximo dos días después de su cocción, siempre que se hayan refrigerado correctamente. En platillos como el relleno, el margen se reduce a tres días, incluso si están congelados.
Papas: pueden favorecer el crecimiento de bacterias como la del botulismo
Setas y champiñones: sus proteínas se degradan; deben recalentarse arriba de 70 °C
Huevos: si no se cocinan bien, pueden contener salmonella
Arroz: al dejarse a temperatura ambiente, genera toxinas que causan vómito o diarrea
Comida de buffet o comprada fuera: mayor exposición a bacterias
RPO