Soñar en colectivo
En tiempos de incertidumbre, cuando la política se confunde con espectáculo y la seguridad parece un campo de batalla interminable, resulta oportuno recordar a Cervantes: "Podrán los encantadores quitarme la aventura, pero el esfuerzo y el ánimo es imposible".
Vivimos en un país donde muchas veces sentimos que nos han robado la aventura, la ilusión o los sueños colectivos. Nos arrebatan la ilusión de instituciones fuertes, nos despojan de la confianza en la justicia, nos cercenan la esperanza en la política. Sin embargo, lo que no pueden quitarnos —a menos que lo entreguemos voluntariamente— es ese motor íntimo: el esfuerzo, el ánimo y la esperanza en un futuro diferente.
La aventura, en términos colectivos, es el proyecto común: construir un lugar más justo, más seguro, más humano. Y esa aventura, como la de don Quijote, parece siempre puesta en duda, ridiculizada o saboteada por “encantadores”: la corrupción, la violencia, la indiferencia. Pero lo que permanece invulnerable es la capacidad de las personas para levantarse cada mañana, esforzarse y mantener el ánimo frente a la adversidad.
Quizá la pregunta central para el México de hoy es esta: ¿vamos a resignarnos a vivir sin aventura, sin proyecto común, o vamos a redescubrir la capacidad de sumar esfuerzos y ánimos para reinventar nuestras instituciones? Porque si algo nos muestra la experiencia, es que cuando una comunidad decide no rendirse, ni los peores “encantadores” pueden detenerla.
En el fondo, lo que nos sostiene como país no es la retórica política ni los discursos grandilocuentes, sino esa reserva inagotable de ánimo y esfuerzo ciudadano. La aventura puede cambiar de forma, pero la energía para seguir luchando por lo justo y lo bueno siempre estará ahí. Urge que volvamos a soñar en colectivo.
rmr