
Desde la Redacción
Este fin de semana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las redes sociales al denunciar públicamente al programa 60 Minutes de CBS, acusándolo de fraude, difamación y manipulación informativa. Según Trump, la televisora ha utilizado sus espacios para atacar su imagen y favorecer políticamente a otros actores, especialmente a Kamala Harris, en un contexto que él asegura está plagado de irregularidades desde las elecciones de 2020.
Más allá de la figura polémica de Trump y de sus batallas legales y mediáticas, esta situación nos obliga a abrir un debate que, como sociedad, no podemos seguir postergando: ¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en la construcción o destrucción de la verdad? ¿Y qué tanta responsabilidad tienen en la salud democrática de una nación?
Los medios no solo informan; forman opinión, moldean percepciones, inciden en emociones colectivas y, en muchas ocasiones, determinan decisiones sociales y políticas. Es por ello que su actuar debe regirse bajo principios fundamentales: veracidad, ética, imparcialidad y responsabilidad.
Cuando los medios caen en el sensacionalismo, en la manipulación de hechos o en la promoción de agendas particulares disfrazadas de objetividad, no solo pierden credibilidad: ponen en riesgo a toda la sociedad. La ciudadanía deja de confiar, se polariza, se radicaliza y se aleja de la posibilidad de construir un pensamiento crítico informado.
Pero también es justo decirlo: cuando los medios actúan con responsabilidad, se convierten en un pilar indispensable para el bien común. Son quienes denuncian abusos, quienes visibilizan lo que otros quieren ocultar, quienes dan voz a los que no la tienen. Y eso es invaluable.
En tiempos donde la desinformación circula más rápido que los hechos, es urgente valorar y defender los medios éticos, comprometidos y responsables. Porque sin verdad, no hay democracia. Y sin medios confiables, la verdad se vuelve un lujo escaso.
Desde MIMORELIA.COM reiteramos nuestro compromiso con el periodismo honesto, valiente y respetuoso. Y llamamos a nuestros lectores a reflexionar: ¿qué tipo de medios estamos consumiendo, apoyando y compartiendo?
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