Mirando las estrellas

Mirando las estrellas

Podemos pasar mirando lo bajo y asqueroso o levantar la vista a los cumbres, las estrellas, lo bello de la vida
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Vista panorámica

¿Qué mira la gente? A lo mejor algunos no miran nada, ciegos del cuerpo, vacíos del alma que caminan amargados, sin ilusiones. Buscan los bienes que les exigen las bajas pasiones: dinero, poder y placer. Son bienes falsos, sólo aparentes, dictados por el Maligno, que busca —por envidia, en su lucha contra el Creador de la verdad y del bien— la perdición del género humano. Se reduce al ser humano y lo extravía.

Hay personas que están cegadas por las bajas pasiones y buscan saciar su sed de bienes materiales, engañosos, caducos. Su perversión empuja al asesinato y al genocidio.
¿Qué bien buscan los poderosos, cautivos de la ambición del dinero, demonio que acecha detrás de bienes materiales? El dinero va de la mano con el poder, que satisface los deseos perversos inspirados por Satanás.

Es inexplicable la sed de dominio o de venganza de Netanyahu y muchos judíos. Su pasión los lleva a extremos absurdos de sangre y destrucción. ¡Cómo han torturado por el miedo y el hambre a tantos pobres en la Banda de Gaza! ¿Qué puede justificar el uso del dinero, de las armas, tanta arbitrariedad y sadismo para matar de hambre o asesinar a seres humanos, hermanos sólo por vivir en esta tierra desde el tiempo de los filisteos de Cristo?

¿Con qué cara se justifican y pretenden obrar con justicia y con respeto a los seres humanos? Su actitud es de soberbia, ciega, criminal, hipócrita. Son como aquellos antecesores suyos, los escribas y fariseos que el Hijo de Dios señaló severamente por su hipocresía y falsedad.

Es el caso de otro dictador terrible, como la bestia del Apocalipsis, que no niega tener fe en Cristo y ser de los creyentes de Cristo: Donald Trump. ¿Con qué derecho atemoriza a pueblos enteros que habitan un territorio que no es de los trumpeanos, que no habitaron originariamente el país, que son emigrantes, invadieron y despojaron a sus legítimos dueños: México, los indígenas del norte y otros?

Los mexicanos humildes y aplastados por la violencia y la injusticia ven que la justicia no es imparcial ni universal: Hernán Bermúdez ya había sido señalado por Andrés Manuel como un narcotraficante y líder del cártel de La Barredora.

La guerra absurda de los aranceles continúa: 15% a la Unión Europea. Todo mundo se pregunta: ¿Qué busca Donald Trump, qué mundo quiere, cuál es el Bien que persigue detrás de sus políticas? Parece estar dominado por su ambición, que busca el poder, la fama y el dinero sin límite, y sin tener en cuenta para nada el bien común.

Se pide la austeridad, pero no al poder totalitario de los gobernantes. Los hechos van en el sentido opuesto, como lo muestra la ostentación y despilfarro de Andrés López, hijo de AMLO, en Japón.

La luz de lo alto

Es tan bella la vida de quienes se elevan del fango y miran a las estrellas, y buscan ser limpios en sus búsquedas, y están abiertos a la belleza, el bien, la verdad, Dios y todos los altos valores.

Son personas envueltas en un halo de pureza, transparencia, honestidad. Se levantan del fango de los malvados, sedientos de rapiña y de violencia. Caminan envueltos en un mundo de hermosura y transparencia.

Lejos del primer mundo, de los más últimos inventos, de la abundancia, el consumismo irracional, el mundo es más feliz. Paraguay es sencillo, respira pureza y frescura, sin carrera alocada al consumismo y a la presunción. Respira cierta pureza original, menos dinero y más sencillez y calidad humana.

Hay corazones nobles, que no viven la carrera desenfrenada de los bienes materiales, ganancia y consumo, egoísmo y placer de los bajos instintos, brutal y denigrante. Son personas que hacen el bien, que defienden a los oprimidos, a los palestinos que llevan una vida de tortura, pánico, golpeados por la hambruna, los proyectiles y drones de los judíos. El presidente de Francia se alza en su defensa y, sin importarle la mirada del mundo, va a reconocer al Estado palestino.

Son los guerreros heroicos de la oprimida y despojada Ucrania. Son nobles y muestran un gran amor a su patria, hasta derramar la sangre por liberarla de la opresión del perverso invasor, ambicioso de poder, sediento de sangre y de las riquezas de ese privilegiado pequeño país, guiados por su admirable presidente Volodímir Zelenski.

¿Con qué cara se presenta en público Putin, tirano, soberbio, haciéndose pasar por racional y hombre de derecho y principios, cuando se ha arrogado el poder desde hace años y viola los principios y los derechos de los pueblos: arbitrario, soberbio y asesino?

Tienen ante sí a las naciones impasibles, indiferentes, que se hacen cómplices de los invasores perversos, violadores de los derechos humanos y de los pueblos. No quieren molestarse ni arriesgar nada. Son indiferentes las naciones, testigos de la invasión bárbara y perversa, y que no se comprometen para tomar medidas que frenen la injusticia de los opresores asesinos. No se comprometen en la lucha contra la injusticia, la prepotencia, la violación de los derechos.

Todo el mundo parece que se nubla por tanta maldad. Pero
esto no nos impide creer en un mundo mejor de justicia y bondad.
No podemos perder la fe; creemos en el triunfo de la verdad y
la justicia, en un mundo redimido por el Bien, un mundo de justicia y
de paz. Dios está vigilante y parece aguardar el momento.

AML

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