
Reflexión en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente
Michoacán es uno de los estados de la República Mexicana con mayor diversidad biológica; se ubica en el quinto lugar a nivel nacional en esta categoría. Sin embargo, también es uno de los estados más afectados por las acciones humanas que han degradado su patrimonio natural, especialmente a causa de la deforestación y la sobreexplotación de los mantos acuíferos, en relación con la práctica de monocultivos como el aguacate y las frutillas. Como resultado de estas y otras conductas, el estado ha perdido más del 30 % de sus recursos naturales. Un impacto que el Gobierno del Estado ha intentado mitigar mediante diversos programas y acciones.
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, establecido el 5 de junio por la Organización de las Naciones Unidas a raíz de la primera conferencia sobre medio ambiente en Estocolmo, Suecia, en 1972, se recuerda el momento en que, por primera vez, se alzó la voz a nivel global para despertar la conciencia sobre la degradación ambiental que padecía el planeta y la necesidad urgente de generar acciones para cuidar la Tierra. Esto incluye desde cambios en los hábitos y conductas personales, hasta la participación activa de las naciones y la sociedad en su conjunto, para disminuir el impacto sobre la flora y la fauna.
Se ha sostenido que ninguna acción gubernamental será suficiente por sí sola para detener el deterioro ambiental, que se encamina peligrosamente hacia el punto de no retorno: el umbral crítico en el que los efectos del cambio climático serán irreversibles. Por ello, se hace necesaria e ineludible la participación de todas las personas bajo el principio de responsabilidad socioambiental. Esta responsabilidad debe aplicarse con un enfoque diferenciado, que reconozca la mayor huella ecológica de las naciones desarrolladas en comparación con las menos favorecidas y más vulnerables, que a menudo sufren las peores consecuencias de los daños ambientales.
Durante su mandato, el Mtro. Alfredo Ramírez Bedolla ha destacado la necesidad de realizar grandes esfuerzos a favor del medio ambiente, destinando recursos públicos a esta causa. Su gobierno ha atendido problemas relacionados con el cambio de uso de suelo, deforestación, incendios forestales y afectaciones hídricas en las principales cuencas del estado, como la del Lago de Pátzcuaro. También ha impulsado la rehabilitación de plantas tratadoras de agua, la declaración de áreas naturales protegidas y el fomento de buenas prácticas en el cultivo del aguacate, mediante la implementación de certificaciones voluntarias con reconocimiento internacional.
Una de las iniciativas más destacadas ha sido el programa Guardián Forestal, que funciona como un sistema de vigilancia para proteger los bosques michoacanos, prevenir el cambio de uso de suelo y responder con rapidez ante incendios forestales.
Gracias a estas acciones, Michoacán ha sido reconocido e integrado al Grupo de Trabajo de Gobernadores sobre el Clima y los Bosques (GCF Task Force) en calidad de observador. Este grupo internacional se enfoca en la lucha contra el cambio climático y la deforestación.
El saneamiento de ríos y lagos, el establecimiento de sitios adecuados para el destino final de residuos y la educación ambiental son responsabilidades compartidas entre autoridades municipales, estatales y federales. Pero también es una tarea de la academia y la comunidad científica. En este sentido, las universidades juegan un papel fundamental para enfrentar el reto de evitar que se alcance el punto de no retorno.
La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo participa activamente en este esfuerzo, con proyectos de investigación en temas ambientales, una carrera profesional en Ingeniería Ambiental —debidamente certificada— y múltiples cursos de actualización en esta línea de generación y aplicación del conocimiento.
El Día Mundial del Medio Ambiente es una ocasión para reflexionar: reconocer lo que se ha hecho bien, criticar lo que se ha dejado de hacer y asumir que todos y todas somos responsables de cuidar el entorno. Nuestras acciones deben tener el menor impacto posible, bajo el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas, con el objetivo de garantizar el acceso al medio ambiente como un derecho humano universal.
RPO