Los Hernanes, conquistadores en la impunidad

Los Hernanes, conquistadores en la impunidad
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En el sur profundo de México, el eco del pasado se cuela entre los pliegues del presente. Dos personas de nombre Hernán —uno con armadura, el otro con uniforme institucional— han marcado sus tiempos con la huella del abuso, la imposición y la impunidad.

El primero, Hernán Cortés, con la cruz en una mano y la espada en la otra, disfrazó de civilización la codicia.

El segundo, Hernán Bermúdez Requena, convirtió la encomienda de seguridad pública en un feudo criminal. Y entre ambos, el pueblo ha sido botín.

El crimen, la sangre y la ambición no conocen temporalidades, como lo demuestran los siguientes veintiún paralelismos. Veamos:

  1. Impunidad y protección. Cortés, mediante acuerdos oscuros con los tlaxcaltecas, generó una red de protección en torno a sí. Recientemente, MORENA en Tabasco blindó la declaración patrimonial de Hernán Bermúdez como información reservada por cinco años, para protegerlo a él y a sus socios, visibles e invisibles.

  2. Ambición encubierta bajo misión oficial. Cortés desembarcó como emisario de exploración en el sureste mexicano; región en la cual se ubica Tabasco, estado en el cual Bermúdez fue nombrado por Adán Augusto López Hernández como secretario de Seguridad Pública. Ambos ocultaban su verdadera intención: construir su propio poder.

  3. Renegaron del mandato legal. Cortés desobedeció a Diego Velázquez, gobernador de Cuba, y conformó un movimiento a la medida de sus ambiciones; mientras que Bermúdez ignoró el marco constitucional y convirtió su encargo en una plataforma delictiva al servicio de "La Barredora", la cual comandó.

  4. Uso salvaje y sanguinario del poder. Cortés orquestó la Matanza de Cholula y el asedio brutal de Tenochtitlán. Bermúdez toleró y organizó ejecuciones extrajudiciales, como el asesinato de “El Kalimba” en Puebla.

  5. Legalidad simulada. Cortés instaló cabildos ficticios para legitimar su rebelión. Bermúdez mintió al negar en 2023 la existencia de "La Barredora", a pesar de informes militares que lo señalaban como su líder.

  6. Lealtades personales sobre estructuras institucionales. Cortés premió a sus capitanes por encima de la Corona, mientras que Bermúdez protegió a “El Pantera” para que controlara plazas en Cárdenas y Huimanguillo.

  7. Destrucción de sistemas legítimos. Cortés arrasó el poder mexica; Bermúdez saboteó los mecanismos internos de control en la SSPC para ponerlos al servicio de su estructura criminal.

  8. Mentiras como escudo. Cortés glorificó sus actos en las Cartas de Relación. Bermúdez alteró cifras de seguridad para aparentar control, mientras el crimen crecía y se enriquecía a manos llenas.

  9. Uso de subordinados como carne de cañón. Cortés manipuló a los tlaxcaltecas para derrotar a Tenochtitlán. Bermúdez enviaba a policías mal armados a enfrentamientos provocados por su propia red criminal.

  10. Poder cimentado en el miedo. Cortés sembró terror con sus matanzas. Bermúdez generó una estructura de silencio y miedo entre mandos medios y comunidades.

  11. Pactos con actores oscuros. Cortés hizo alianzas con enemigos de los mexicas; Bermúdez pactó con células del CJNG y creó su propia organización criminal: “La Barredora”.

  12. Desprecio por la vida. Durante muchos años, Cortés justificó masacres para afianzarse en el poder; Bermúdez está acusado de ordenar asesinatos como el de Ponciano Vázquez en 2006.

  13. Orden perverso construido sobre el caos. Cortés invocaba a Dios entre llamas y muertos. Bermúdez hablaba de paz mientras Villahermosa ardía en diciembre de 2023 con ataques armados y quema de vehículos.

  14. Legado de devastación. Cortés borró templos y cultura. Bermúdez dejó una policía deslegitimada y territorios infiltrados por el crimen, que a la fecha generan mes a mes decenas de asesinatos.

  15. Blindaje por el poder político. Cortés fue protegido por el rey Carlos V. Bermúdez operó bajo la sombra de Adán Augusto López Hernández, quien lo nombró y lo sostuvo a pesar de denuncias.

  16. Saqueo institucional. Cortés extrajo oro y riquezas. Bermúdez permitió el tráfico de drogas, huachicoleo y migrantes desde Yucatán hasta Tabasco por más de dos décadas, enriqueciéndose desde las instituciones.

  17. División interna como táctica de dominio. Cortés avivó rivalidades entre pueblos. Bermúdez, mediante “La Barredora”, provocó olas de violencia como las que lo obligaron a renunciar en enero de 2024.

  18. Instituciones convertidas en feudos. Cortés ignoró normas virreinales para empoderarse. Bermúdez convirtió la SSPC en una extensión de su red criminal, según informes del Ejército desde 2019.

  19. Culto a la personalidad construido con terror. Cortés exigía obediencia por su gloria militar. Bermúdez era temido como “El Comandante H”, título que usó para encubrir ejecuciones y proteger plazas.

  20. Red de encubrimiento mediático y político. Cortés fue alabado por cronistas a modo. Bermúdez fue defendido por voceros y estructuras de Morena, hasta que su relación con el CJNG fue inocultable y lo expulsaron del partido.

  21. Creencia en su propia impunidad histórica. Cortés murió como Marqués del Valle de Oaxaca, con la ilusión de que así sería recordado. Bermúdez está prófugo desde enero de 2025 con ficha roja de Interpol; creyó que el sistema lo blindaría, pero la historia parece próxima a cobrarle la factura.

En suma, Cortés utilizó el lenguaje de la civilización para justificar el saqueo. Bermúdez usó el discurso de seguridad para ocultar un régimen de crimen institucionalizado. Ambos demostraron que la peor conquista no es la territorial, sino la del alma de las instituciones. Uno se apoderó del imperio mexica; el otro, del Estado de derecho.

Y, como entonces, el pueblo sufre, tiene miedo, padece la corrupción, impunidad y cinismo de un régimen que se cree absoluto, con tiranos que terminarán en el basurero de la historia, la cual no se repite, sino que simplemente nunca termina.

La historia de hoy y de hace medio milenio dice cosas parecidas: que hubo un Hernán, quien traicionó a los que decían que iban a transformar a México, pero desde adentro y de la mano de ellos.

Por supuesto, este Complejo de Hernán no queda hasta aquí, ya que es materia de muchas páginas más: un tercer Hernán, Adán Augusto López Hernández, quien es un pejelagarto de larga cola y, además de tener decenas de paralelismos con los modus operandi de Hernán Cortés, aunado a ser el verdadero padrino de Hernán Bermúdez, incluso estuvo cerca de ser impuesto como presidente por el régimen morenista.

¿Hasta dónde está incrustada la complicidad en la extraña argamasa que constituye la mal llamada Cuarta Transformación? Lo terminaremos de saber con el paso de los días.

¡México merece una revolución institucional!

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El autor es abogado, activista social, defensor de derechos humanos de víctimas, diputado local y presidente del PRI en Michoacán

rmr

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