En cualquier negocio o empresa, si Usted tienen un trabajador que no hace las tareas para las que fue contratado, le llama la atención y si no se corrige, lo despide con justa razón. En la política eso no ocurre, ahí puede haber malos legisladores, que no acuden a sesiones, tienen baja productividad, que promueven cosas que no entienden o ni siquiera las leen, y que así con esa negligencia desempeñan su trabajo ¿y sabe qué? no podemos despedirlos, tenemos que esperar a que pidan licencia o terminen la legislatura y se vayan.
Esta semana me ha tocado ver a legisladores de Morena en sesiones de trabajo y en la tribuna del Senado de la República, hablar apasionadamente de temas como la reforma al Poder Judicial, la militarización de la Seguridad Pública, y la reforma Indígena. Por ser mayoría calificada, hablan lo que quieren y pasan de la burla a los gritos frente a una minoría de legisladores que no son de sus aliados, e incluso se han puesto a cantar y llorar en las Sesiones.
Me quede sorprendido por la calidad de esos legisladores que tenemos, que además de malos en su mayoría, son los mismos desde hace muchos años; hoy los vemos de diputados, mañana de senadores, luego empleados de un gobierno estatal o federal, y así repiten lo más que pueden ese ciclo. Normalmente muchos de ellos llega por la vía PLURINOMINAL, esa vía privilegiada que tienen los partidos políticos para llevar a sus cuadros distinguidos, sin arriesgarlos en las urnas, a la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y al Senado de la República. Por llegan sin compromiso con el electorado, pero con una lealtad total hacia el partido político que les hizo ganar la lotería sin comprar boleto.
¿En manos de quien estamos?
Estamos en manos de muchos legisladores que hablan de un México que no existe, en el que ocultan cifras e inventan otras, y exponen a los medios de comunicación razones absolutas por las que no están dispuestos a recibir una sola crítica. Tenemos una mayoría de legisladores que actúan por intereses y consigna, y es ahí cuando sus discursos “apasionados” no son más que palabras vacías, engaño y simulación en su labor legislativa.
Para entenderlo mejor
La esperanza que tenemos los mexicanos de vivir en un mejor país va muriendo lentamente por la culpa de unos cuantos y malos legisladores por el solo hecho de ser una mayoría en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y el Senado de la República, creen que hacen un bien a la Nación, cuando solamente van construyendo un México intolerante, injusto, antidemocrático y dividido.
¿Con legisladores arrogantes, prepotentes e intransigentes, seremos un día los Estados Unidos Mexicanos?
Usted ya tiene el veredicto
SHA