Lecciones de reciente historia

Lecciones de reciente historia

Los movimientos de rebelión de mitad del siglo XX en adelante de la América Latina, han desembocado en variantes que no modifican sustancialmente el sistema social, económico y político del país en cuestión de abajo del río Suchiate.

La lección de historia de los movimientos subversivos de Centro América y Sur América debieron ser leídos en México, justo para significar y atisbar el derrotero de movimientos como el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional que ha mutado a un factor que incide en el sistema nacional, pero no le determina ni lo cambia sustancialmente.

Lo escrito dice que la historia latinoamericana sirve para mirar a través de sus ojos lo que puede suceder en los otros países latinos de América.

Bajo la clemencia solicitada de no juzgar duramente el poco conocimiento de la realidad de la República Argentina, es palpable la inestabilidad en el siglo pasado y este de la composición de sus gobiernos que han oscilado de la izquierda a la derecha y sus variantes.

Solo para recordar, de Alfonsín a Alberto Ángel Fernández, en medio encontramos personajes como Menen, los Kirchner o Macri.

En los días recientes, esa realidad política dio un nuevo bandazo y Javier Milei, motejado como político de derecha (se opone al aborto, a la educación escolar sexual integral, y se adscribe a teorías económicas de libertad) triunfó en las elecciones primarias presidenciales.

Un duro revés para la “izquierda argentina” y, de algún modo, para las posiciones cercanas de la América Latina.

El triunfo de Milei no es espontáneo, ni repentino, porque Milei ha laborado arduamente en la construcción de su imagen y carrera, con un discurso opositor y crítico a los yerros de los gobiernos recientes que, a juicio de quien escribe y a la distancia, no pudieron ofrecer alternativas ni discursivas, ni pragmáticas al electorado mayoritario de la República Argentina.

Lo que ha sucedido en Argentina, pase lo que pase en lo que sigue, es una lección de reciente historia para los movimientos de la izquierda Latinoamericana y los de derecha.

Para la izquierda Latinoamericana, el mensaje es claro: hay que trabajar y ser coherentes con los postulados, los principios basales justos de los movimientos y el quehacer práctico.

Para la derecha de la América Latina el mensaje también es claro, ninguna derrota es para siempre, pero también hay que trabajar y ser consecuentes.

Pero, sobre todo, hay que reflexionar duramente que los yerros prácticos de las administraciones agotan al electorado, cualquiera que sea la ideología de los gobiernos en funciones, terminarán por desesperarlo y este electorado, los castigará con la pena de las derrotas electorales.

Esto se explica de manera sencilla, porque las personas –electores– lo que quieren es que los problemas se resuelvan, que se mejoren los servicios, que no haya corrupción en cualquiera de sus manifestaciones y desean un mejor vivir, una vida buena.

Si un gobierno –cualquiera que sea su origen partidario– no muestra adelantos y cae en el hoyo de los negocios personales o de grupo, en el nepotismo, en la ineficiencia y errores graves, el elector lo abandonará.

El escenario del triunfo de la derecha argentina, sin embargo, no parece posible en las elecciones generales de 2024, pero cabe la duda sobre las elecciones intermedias posteriores del 27 y las generales del 30 en México.

¿Se debe hacer una catarsis a tiempo y obrar en consecuencia?

Se deben aprender las lecciones de la reciente historia.

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