Las sociedades son como las personas
ESPECIAL

Las sociedades son como las personas

Cuando un pueblo se cuida, florece; cuando se descuida, se destruye
Publicado

Las sociedades, al igual que las personas, tienen una vida interior. Pueden crecer, enfermar, sanar o perderse. Su destino no está escrito: se construye todos los días con las decisiones, los valores y las prioridades de quienes las conforman.

Así como hay seres humanos que se cuidan, hacen ejercicio, se alimentan bien, ordenan su tiempo, leen, se rodean de personas que los nutren y logran una vida plena, también hay sociedades que se cultivan, que se organizan, que se respetan y avanzan hacia el bienestar colectivo. Y del mismo modo, hay quienes se abandonan, pierden el rumbo, se vuelven dependientes de lo que los destruye y terminan en la tragedia. Lo mismo ocurre con los pueblos que permiten que la corrupción, la violencia o la desconfianza se apoderen de su espíritu.

El mundo ofrece ejemplos claros. En una misma isla del Caribe conviven Haití y la República Dominicana: dos pueblos con la misma tierra, el mismo clima y los mismos recursos naturales, pero con destinos opuestos. Mientras Haití sufre pobreza, anarquía y desesperanza, la República Dominicana ha construido estabilidad, desarrollo y oportunidades. La diferencia no está en la geografía, sino en la conciencia colectiva, en el tipo de sociedad que cada uno decidió construir.

También están los países nórdicos —Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca—, donde la educación, la transparencia y la cooperación se enseñan desde la infancia. Sociedades donde el respeto, la disciplina y la empatía son parte del ADN cultural, y donde el bienestar común se ha convertido en su mayor riqueza.

Y luego estamos nosotros, los mexicanos, que durante décadas hemos normalizado la violencia, la corrupción y la impunidad como si fueran inevitables. En estados como Michoacán, donde la nobleza de su gente y la riqueza de su tierra contrastan con la herida del crimen, la pregunta es inevitable: ¿qué tipo de sociedad hemos decidido ser?

Porque Michoacán, como todo ser humano, tiene dentro de sí la posibilidad de sanar. Pero el cambio no vendrá de un decreto ni de un solo liderazgo: vendrá del despertar de cada michoacano. Vendrá cuando cada uno de nosotros adquiera, comprenda y asuma su responsabilidad social; cuando entienda que su conducta, su trabajo, su ejemplo y su compromiso cotidiano impactan directamente en el tipo de sociedad que dejaremos a nuestros hijos y nietos.

Transformar a Michoacán exige que cada ciudadano decida ser parte activa de la solución. Que nos cuidemos como comunidad, que eduquemos con valores, que exijamos justicia, que reconozcamos el mérito y que dejemos de justificar la mediocridad. Solo así podremos construir una sociedad fuerte, sana y orgullosa de sí misma.

Porque así como una persona puede pasar del desorden a la plenitud, una sociedad puede pasar del caos al equilibrio. Pero necesita decisión, constancia y amor propio.

Hagamos de Michoacán una sociedad que se cultive, que se discipline y que se inspire. Una sociedad donde cada michoacano asuma con honor su papel en la historia y trabaje, con conciencia y esperanza, para que esta tierra sea el mejor legado posible para las próximas generaciones.

logo
Mi Morelia.com
mimorelia.com