La política industrial
La política industrial está ganado espacio en la agenda pública mundial a medida que los gobiernos buscan nuevas estrategias para promover el desarrollo económico y abordar los desafíos que dejaron las tensiones geopolíticas, el COVID-19, la reconfiguración del comercio mundial y el cambio climático.
Hace unas semanas, el Departamento de Estrategia, Políticas y Evaluación del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicó el artículo “El regreso de la política industrial en datos”, en el que documentan los patrones de intervención de los gobiernos en economías avanzadas y emergentes durante 2023.
A través de un ejercicio de monitoreo que denominaron “Nuevo Observatorio de Política Industrial”, muestran que la reciente ola de acciones de política industrial está impulsada por las economías avanzadas y lo han hecho principalmente mediante el uso de subsidios internos y a las exportaciones, mientras que las economías en desarrollo han recurrido con más frecuencia a las restricciones comerciales a la importación y la exportación.
Los autores apuntan que se han registrado más de 2,500 medidas de política industrial a nivel mundial, de las cuales, el 71% distorsionan el comercio y casi la mitad (48%) se concentra en los Estados Unidos, la Unión Europea y China.
La competitividad estratégica es el principal motivo que aluden los gobiernos para tomar medidas de política industrial, seguido por el cambio climático y la resiliencia de las cadenas de suministro, en tanto que las preocupaciones geopolíticas y de seguridad nacional representan una proporción menor.
Las acciones se han centrado principalmente en sectores relacionados con productos militares y civiles de doble uso (25.7%), aparatos médicos y semiconductores (20,6%), productos de tecnología baja en carbono (15.3%), minerales críticos (3,0%). Mientras que el acero y el aluminio, que normalmente han sido objetivo tradicional de la política industrial, han mantenido una presencia destacada (10.1%) entre las nuevas medidas implementadas.
Este ejercicio nos permite monitorear el retorno de la política industrial en la agenda de desarrollo de los países, aunque varias economías desarrolladas nunca dejaron de aplicar acciones para fortalecer su planta productiva, impulsar su actividad económica y emprender el desarrollo tecnológico.
Es cierto, la política industrial sigue siendo un tema muy controvertido; sin embargo, no hay registros históricos de un país desarrollado que no haya pasado por un proceso de industrialización o reindustrialización. En los siglos XVIII y XIX, Reino Unido y los Estados Unidos utilizaron amplios instrumentos de política industrial, sobre todo, para dirigir recursos a empresas innovadoras; Francia y Alemania también aplicaron políticas de incentivos, educación, e innovación tecnológica. En China, por ejemplo, los Planes Quinquenales han establecido objetivos de crecimiento y trazado estrategias para el desarrollo económico del país desde 1953.
El mundo vive un proceso de innovación tecnológica continua y diversificación económica; en este sentido, la política industrial no debe centrarse únicamente en la manufactura, también es fundamental mirar a la tecnificación de la agricultura y a la articulación del sector servicios.
En México, debemos adaptarnos rápidamente a las circunstancias actuales, sin perder de vista las experiencias vividas. Ya pasamos por el proceso de sustitución de importaciones, donde la industria mexicana fue altamente protegida, también por la integración al mercado global, donde diversos sectores de nuestra economía crecieron y hoy son líderes mundiales, pero otros no lograron integrarse con éxito.
No obstante, aún tenemos varios desafíos por atender, por lo que es imperativo pensar en una estrategia integral. Primero, generar un clima favorable de negocios e invertir en infraestructura; segundo, fortalecer la capacidad industrial, formar a nuestros estudiantes con estándares calidad y trazar un horizonte de innovación tecnológica, y tercero, instrumentar políticas de competencia económica y comerciales para que todas las empresas, nacionales y extranjeras puedan competir en igualdad de condiciones y detonen el desarrollo nacional.
rmr
