La materialización de la autonomía universitaria en el estado de Michoacán

La materialización de la autonomía universitaria en el estado de Michoacán

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El Decreto número 9, de fecha 5 de octubre de 1917, emitido por el Congreso del Estado de Michoacán de Ocampo y publicado el 15 de octubre del mismo año por el gobernador, Ing. Pascual Ortiz Rubio, daba cuenta de la fundación de la máxima casa de estudios de Michoacán. En él se declaraba independiente del Estado a la educación superior y se establecía la Universidad Autónoma del Estado de Michoacán, denominada Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Destacan en sus dos primeros artículos puntos de gran trascendencia que merecen un análisis: la independencia del Estado y su autonomía. Esta autonomía universitaria tiene un valor histórico que se remonta a las universidades europeas, entre las que destacan Bolonia, Italia (1088); París, Francia (1150); y Oxford, Reino Unido (1096). Estas instituciones centraban su objetivo en la capacidad de autogobierno, es decir, en generar sus propias normas, determinar su organización interna y elegir a sus autoridades, como rectores y decanos (directores), sin intervención externa.

En Latinoamérica, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo fue la primera en obtener el reconocimiento de su autonomía por parte del gobierno. Esto ocurrió incluso antes de los históricos movimientos estudiantiles de Córdoba, Argentina, en 1918, y de México, que concluyó con el reconocimiento de la autonomía universitaria de la Universidad Nacional de México, hoy Universidad Nacional Autónoma de México. Por ello, se ha reconocido el carácter visionario del ingeniero Pascual Ortiz Rubio.

La libertad de cátedra permite una enseñanza libre, que incluye también la libertad de investigación, el libre examen y algo fundamental: la libre discusión de ideas. Sin ataduras a dogmas o fanatismos, se propicia así un espacio para el pensamiento crítico y la formación de profesionistas capaces de reflexionar, cuestionar su entorno político, social y económico, y asumir principios democráticos orientados a combatir la desigualdad social y la ignorancia.

En cuanto a la autonomía financiera, hay dos puntos que merecen especial atención. El primero se refiere a la facultad de administrar libremente los recursos y el patrimonio asignado u obtenido, con el fin de cumplir sus funciones de investigación, formación profesional y difusión cultural. El segundo, más controversial y que ha representado mayores dificultades, se relaciona con la fuente de financiamiento. Como institución pública, su presupuesto proviene principalmente del erario gubernamental. Es en este punto donde se presentan mayores obstáculos, ya que la dependencia financiera del Estado y de los vaivenes políticos compromete la verdadera autonomía institucional y su capacidad de cumplir con la misión de una universidad pública.

En este sentido, es de reconocer el avance significativo impulsado por el gobernador del estado, Alfredo Ramírez Bedolla, al proponer al Congreso del Estado el reconocimiento constitucional de la autonomía universitaria, así como la asignación de un presupuesto pleno equivalente al 4.5 % del presupuesto total de egresos del Gobierno del Estado de Michoacán. Esta reforma, aprobada en 2024, ha comenzado a surtir efectos en 2025. Al cumplir este compromiso, se amplían los derechos que garantizan el acceso a la educación superior, la investigación científica, la difusión de la cultura y la extensión universitaria. Asimismo, permite que la universidad responda al pago de salarios y prestaciones a su personal académico y administrativo, fortaleciendo de manera tangible su autonomía.

Un segundo aspecto igualmente relevante es el nombre con el que se denomina a la Universidad Autónoma del Estado de Michoacán. Este alude a dos grandes figuras históricas forjadoras de nuestra casa de estudios: don Vasco de Quiroga, fundador del Colegio de San Nicolás, quien, con una visión utópica, promovía una vida mejor para los pueblos originarios a través de la educación. De él proviene el “San Nicolás” que nos identifica como nicolaitas. El colegio fue reabierto por el gobernador Melchor Ocampo bajo el nombre de Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo y, junto con otras instituciones como la Escuela de Jurisprudencia y la de Medicina, sentó las bases de lo que hoy es nuestra máxima casa de estudios.

El segundo personaje es su alumno, profesor, tesorero y rector perenne: don Miguel Hidalgo y Costilla. El “Hidalgo” honra su lucha heroica por la independencia de México y su legado inspirador, que motivó a otros alumnos y egresados del colegio, como don José María Morelos y Pavón, el Siervo de la Nación, a sumarse al movimiento contra la corona española.

Por todo ello, hoy, en los 108 años de vida de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, nos sentimos orgullosos de pertenecer a la comunidad nicolaita. Esta pertenencia nos obliga, con responsabilidad, a continuar su legado y a ser testigos y actores del fortalecimiento de la autonomía universitaria, en beneficio de la sociedad.

rmr

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