Innovación y emprendimiento: El binomio perfecto
La innovación y el emprendimiento son claves para el desarrollo económico y generan beneficios sociales. La innovación es un catalizador del progreso, a menudo da vida a nuevas ideas, revoluciona la tecnología, modifica los procesos productivos y perfecciona los productos y servicios que consumimos. Por su parte, el emprendimiento es un vehículo que transforma las innovaciones en negocios, fomenta la competencia, impulsa la actividad económica y el empleo.
La experiencia internacional demuestra que las naciones que más innovan y que han generado un clima favorable para el emprendimiento son prósperas y su población tiene mejores condiciones de vida. En la década de 1930, Schumpeter, uno de los economistas más reconocidos, ya aludía a la innovación y al cambio tecnológico como un factor de desarrollo.
Hoy, el nuevo escenario mundial y la velocidad del avance tecnológico ha motivado que las políticas de ciencia, tecnología e innovación ocupen un lugar estratégico en la agenda de los gobiernos; aunque, los niveles de inversión pública y privada en aún siguen siendo bajos en la mayoría de las economías emergentes.
En 2023, Suiza, Suecia, Estados Unidos, Reino Unido y Singapur fueron las economías más innovadoras del mundo, según el Índice Mundial de Innovación de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual; sin embargo, un caso que llama la atención, es el crecimiento considerable de la India, que pasó del lugar 81 en 2015 a la posición 40 en 2023 y cada año sigue mejorando. ¿Cómo lo logró?
Actualmente, la India es el más poblado del mundo con alrededor de 1,400 millones de personas y ha tenido un crecimiento económico sostenido en las últimas tres décadas. Desde el 2010 se planteó un ambicioso plan para ubicar al país entre las principales potencias en ciencia y tecnología. Se establecieron metas como duplicar la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D), programas educativos y una ambiciosa política de emprendimiento, fueron medidas que se fortalecieron con la iniciativa gubernamental “Make in India” que alentaba a las empresas del país y multinacionales a invertir y fabricar sus productos en su territorio.
En México, hemos logrado construir un sistema de ciencia y tecnología a lo largo de cinco décadas; actualmente, el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías es la institución que formula y conduce la política nacional en la materia; sin embargo, los rezagos aún son evidentes, por ejemplo, según los datos del Banco Mundial, el gasto en investigación y desarrollo como proporción del Producto Interno Bruto no superó el 0.5% entre 1996 y 2022, incluso, desde 2010 se fue reduciendo.
El número de investigadores aún es bajo en proporción a nuestra población y economía; mientras que Singapur tiene poco más de 7 mil investigadores por cada millón de habitantes o Corea 9,081, en México hay 384, una proporción que está por debajo de la media latinoamericana, que es de 625, según la UNESCO.
En materia de emprendimiento, México se ubica en la posición 41 de 49 países evaluados, de acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor 2023/2024, entre las variables con la calificación más baja destacan la educación y formación emprendedora, las políticas gubernamentales, los impuestos y la burocracia, la carga regulatoria y el acceso al financiamiento.
En efecto, no es una tarea sencilla abrir un negocio, pues a pesar de los avances registrados, aún hay aún hay diversas barreras que sortear. Prueba de ello es que, de acuerdo con el Estudio sobre la Demografía de los Negocios 2023, entre mayo de 2019 y mayo de 2023 nacieron 1.7 millones de establecimientos y murieron 1.4 millones, esto significa que únicamente 300 mil negocios lograron sobrevivir.
Estamos ante una de las oportunidades más importantes de las últimas décadas, no solo por la integración económica que ha logrado México con los principales mercados del orbe; sino también, por la reconfiguración geopolítica y comercial. En este escenario, la innovación y el emprendimiento son la punta de lanza para la transformación económica y social del país; por ello, es fundamental que el gobierno federal de la mano con las entidades federativas, construyan una agenda prioritaria, que trace objetivos y metas, que asegure un financiamiento suficiente, progresivo y sostenido, que se involucre a la comunidad académica, la sociedad civil y iniciativa privada, porque nadie puede quedar fuera.
rmr
