Ethos, pathos y logos electoral

Ethos, pathos y logos electoral

El triunfo, más que de Morena, del Lópezobradorismo en las elecciones que no acaban de concluir (falta especialmente que se agote la etapa de impugnación), tiene como sorpresa la contundencia del triunfo morenista.

La oposición no acaba de entender el porqué del triunfo y de su amplitud, no comprende, así, el ethos, el pathos y el logos.

En el ethos, la oposición no asimila que el Presidente ha sabido construir una imagen personal en la cual muchas personas confían, por sus actos (la simple cercanía con las personas) y omisiones (ausencia de lujos visibles) así como que esto le ha generado por años credibilidad, empatía popular y la apertura para aceptar sus actos y dichos.

La oposición no entiende que ella no ha sabido construir una imagen de credibilidad y que, por tanto, muchas personas no le confían, ni creen, ni están en actitud de aceptar sus actos y dichos.

En el pathos, sobre la base esa credibilidad, el Presidente, también ha sabido “colocar” a muchas personas en un estado de ánimo favorable a él y su movimiento, por ejemplo, al mostrar de forma constante cómo es “atacado” por la oposición, así como por los medios de comunicación y lo que llama la intelectualidad orgánica; o bien al rememorar la historia patria o al contar una y otra vez las injusticias que afectan emocionalmente al pueblo.

Frente a ello, la oposición se ha limitado a propalar discursos de odio y para generar temor, que no ha podido acreditar.

El Presidente, una vez que ha ganado esa credibilidad y situar a buena parte del pueblo en un estado de ánimo favorable, tiene todo preparado para proponer respuestas a los problemas sociales: sus proyectos y su política pública.

Así, sobre esa base, expresa la necesidad de generar desarrollo en el sur del país –algo por demás evidente- y aprovechar las características del territorio como culturales del propio sureste para llegar a la casi necesidad de un tren maya o el interoceánico, lo que se muestra no solo como factible, sino casi como ineludible (¿Qué otros proyectos se han propuesto con visos de realidad en los últimos sexenios para desarrollar el sur del país?).

El Presidente entiende bien el ethos, pathos y logos, además de que esto tiene lugar en un contexto de sexenios previos acusados agriamente de corrupción, ineficiencia, nepotismo y un largo etcétera.

La oposición, por el contrario, por su proceder, muestra que no entiende lo que el Presidente sí ha entendido.

Cómo se puede generar credibilidad y ánimo favorable cuando públicamente muestran pactos de reparto de poder y beneficios (cargos, notarías, etc.) que las personas desaprueban; cómo si la vida suntuosa y el crecimiento repentino de riqueza se manifiesta en ella; cómo si tratan despóticamente; cómo si asignan cargos a empleados, amigos y esquiroles democráticos; cómo si es solo una oposición del NO y de ataques personales permanentes que victimizan al atacado.

La oposición no lo entiende, y ahora, con la penosísima derrota y cadena de yerros que ha cometido por años, elige el camino de cuestionar el proceso electoral y sus resultados, publicando incoherencia de datos que a su decir muestran o mostrarán que la derrota no fue tan severa o que tiene visos de invalidez, como para desviar el severo cuestionamiento a sus liderazgos que los ponen en la puerta de la salida.

Reflexión, autocrítica y toma de decisiones.

RYE

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