Es Claudia

Es Claudia

No hubo sorpresas y no tenía por qué haberlas. Desde hace meses la ventaja de Claudia Sheinbaum Pardo era contundente en las encuestas y así se vio reflejada en el ejercicio final que definió a la coordinación de los comités de defensa de la Cuarta Transformación. Del mismo modo, no se avizoran sorpresas y seguramente ella será la primera mujer que gobierne a nuestro país en una administración que dará continuidad al gobierno de izquierda que hasta el momento encabeza el presidente López Obrador.

Sheinbaum Pardo representa un relevo generacional y la llegada al poder de una camada de hombres y mujeres que en sus mocedades lucharon por la educación universitaria pública en aquel famoso CEU que en 1986 fue el preludio de las grandes batallas por la democracia que libraría el pueblo mexicano con Cuauhtémoc Cárdenas al frente en 1988.

Ella, la futura abanderada de la coalición cuatroteista, también ejemplifica ese cuadro político formado con las sólidas herramientas de la academia y de la ciencia progresista, con las de una mujer comprometida con acercar soluciones y bienestar a los más desprotegidos. Este binomio hace de Claudia Sheinbaum una mujer con una hoja de vida sin precedentes dentro de las filas de la izquierda mexicana.

Un atributo adicional que posee la ex jefa de gobierno se encuentra en su congruencia política. Jamás militó en otras organizaciones de signo distinto a la izquierda y su acompañamiento al obradorismo tuvo un episodio significativo en el paso por la secretaría del medio ambiente capitalino justo cuando López Obrador gobernaba la Ciudad de México.

A Claudia Sheinbaum no le faltan cualidades para llegar a gobernar a un país que jamás ha conocido a una mujer al frente de la primera magistratura, sin embargo, sus habilidades políticas y de liderazgo, así como su creatividad se someterán a prueba en los próximos meses, cuando tenga que presentar a la ciudadanía del país un proyecto político propio que, fiel a la continuidad de la 4T, ofrezca también novedades que atraigan a ciudadanos que simpatizan con el presidente, pero no necesariamente con Morena.

Otro reto importante será el de conducir la designación de los candidatos y las candidatas al Congreso de la Unión. Ante la inminente fractura de Marcelo Ebrard, el movimiento no puede permitirse el lujo de mayores resquebrajamientos que comprometan las posibilidades de alzarse con una mayoría legislativa que acompañe con reformas de gran calado al gobierno claudista.

rmr

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