El desarrollo sustentable para el cuidado del suelo y el agua
El problema de la sequía que actualmente padece el estado mexicano con la escasez de agua y la de ríos y lagos ha generado un debate sobre el actuar correcto de las autoridades encargadas del cuidado del medio ambiente frente al sector productivo, principalmente con los agroindustriales aguacateros. Problemas que se derivan de la tala excesiva de bosques, así como la disposición irracional del agua de los ya de por si degradados lagos, como el de Pátzcuaro.
La ambición por la riqueza ha cegado a las personas propietarias de tierras al vender o, en su caso, modificar la vocación natural del suelo, alterando el desarrollo de los ecosistemas, acabando con flora y fauna sin compasión alguna; sin una visión a futuro sobre los daños que en ciertos casos resultan irreversibles. De tal manera que llevan a la naturaleza a un punto crítico de no retorno a las condiciones propicias para el desarrollo de todas las formas de vida.
Es importante precisar que toda la actividad humana, en la búsqueda de satisfacer sus necesidades básicas, impacta de una manera u otra a la naturaleza y sus elementos, lo que debe obligarnos a encontrar un medio razonable para evitar el mayor daño posible. De esta forma, la elaboración y obtención de los productos debe basarse en los principios del desarrollo sustentable.
Un concepto acuñado desde 1972 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente en Estocolmo y que ha tomado forma en 1987 con el Informe Brundtland por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo cuyo propósito era concientizar a la humanidad, para hacerle entender que el desarrollo debe ser sostenible y duradero para satisfacer las necesidades presentes sin comprometer la capacidad para las generaciones futuras. Sin embargo, todo indica que el futuro ya nos alcanzó y ni las actuales generaciones logran ya el acceso al disfrute de los elementos naturales. Ya no existe un equilibrio entre el crecimiento económico, la protección del medio ambiente y el bienestar social.
A partir de ahí también se ha incorporado el concepto en las legislaciones locales, procurando que la actividad económica se base en el respeto y protección de los recursos naturales para no agotarlos, permitiendo su recuperación y que así puedan cumplir con su ciclo vital para proporcionar los servicios ambientales necesarios para todas las formas de vida en el planeta. Sin embargo, la realidad es otra y de poco o nada han servido las preocupaciones internacionales recogidas en las declaraciones, conferencias, protocolos y la propia legislación interna de cada país. El resultado está a la vista, el cambio climático arrecia, el aumento de la temperatura del planeta en la últimas décadas ha aumentado a más de 1.5 grados.
Es preciso que todos conozcamos la importancia de la sustentabilidad como criterio indispensable en el desarrollo económico, social y ambiental. Nuestra Constitución lo contempla en el Artículo 27 como desarrollo rural integral y sustentable para que el Estado garantice el abasto suficiente y oportuno de los alimentos básicos a las personas.
El artículo 4º dispone del derecho humano al medio ambiente saludable y en cuanto al agua señala que el “Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines”. Algo que ya está trabajando el Gobierno del Estado con el establecimiento del Comité para el rescate del Lago de Pátzcuaro quien tendrá a la cabeza al Secretario de Gobierno, integrado además por la Comisión Nacional del Agua, la Secretaría de Medio Ambiente, la Secretaría de Seguridad Pública, la Comisión Estatal de Aguas y Gestión de Cuencas, la Comisión de Pesca y los ayuntamientos de Pátzcuaro, Quiroga, Tzintzuntzan y Erongarícuaro, esperamos que ahora sí rindan frutos.
En todo será necesario tener presente la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, en cuyo artículo 164 dispone que "La sustentabilidad será criterio rector en el fomento a las actividades productivas, a fin de lograr el uso racional de los recursos naturales, su preservación y mejoramiento, al igual que la viabilidad económica de la producción mediante procesos productivos socialmente aceptables".
Y en los subsecuentes artículos obliga a observar al gobierno federal, estatal y a los gobiernos municipales a fomentar el uso del suelo adecuado de acuerdo con sus características y potencial productivo, de tal suerte que mediante los procesos de producción más adecuados se logre la conservación y mejoramiento tanto de las tierras como del agua.
En esta Ley también se obliga a las autoridades a promover un programa que fomente la cultura del cuidado del agua, evitando la sobreexplotación de los recursos hídricos en correspondencia con los productores, de tal manera que se garantice la sustentabilidad de este elemento en relación con la actividad productiva.
Es necesario optimizar el uso del suelo y del agua con prácticas agrícolas, ganaderas y forestales idóneas para lograr una producción sustentable. Sin duda alguna, el cuidado y rescate de los bosques deben ser una prioridad, porque ante la cruel realidad, que ya nos alcanzó, los árboles capturan el dióxido de carbono, regulan la temperatura, con ellos se aumenta la humedad atmosférica y permite la formación de nubes, genera oxígeno, amortigua el impacto de huracanes y tormentas, filtra el agua al subsuelo alimentando los mantos friáticos, protege y recupera los suelos; así mismo, es un elemento esencial para la biodiversidad como hogar de aves, abejas y otros organismos indispensables para la vida de otras especies.
Que la generación de nubes propuesta por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, que va a beneficiar sin duda alguna, solo sea temporal y, a la par, ya no se autorice la deforestación de los bosques, antes bien, se retome y recuperen los bosques para que estos realicen su función natural: el desarrollo de los ciclos naturales, entre ellos, el del agua.
rmr