Acá Entre Nos por Jaime Arturo Vázquez Aguilar
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Clústeres tecnológicos: la respuesta para el desarrollo

Estamos viviendo una nueva revolución tecnológica con el internet de las cosas, la inteligencia artificial, el big data, la robótica y la automatización; la cuarta revolución industrial o industria 4.0, como también se le conoce, entraña una transformación profunda en los procesos de producción que van desde la adopción de nuevas tecnologías digitales hasta la automatización de las fábricas. Es un concepto que se presentó en 2011, en el marco de la feria de Hannover, Alemania, donde cada se lleva a cabo la exposición industrial y tecnológica más relevante del mundo.

El ecosistema que se ha configurado en torno a la industria 4.0 tiene múltiples ventajas, a los gobiernos les permite ser más eficientes en la prestación de servicios públicos y ampliar su cobertura; a las empresas las ayuda a mejorar su productividad, garantizar la seguridad de sus trabajadores, a tener una gestión eficiente de datos para la toma de decisiones, incluso a lograr la eficiencia energética y la sostenibilidad.

Para darnos una idea del peso que tiene la industria 4.0 en la economía, basta decir que, de acuerdo con la consultora PwC, la digitalización y automatización inteligente en la industria manufacturara podría contribuir con el 14 % del PIB del mundo en el 2030. También se lograrían grandes ahorros de energía, pues un estudio del Foro Económico Mundial reveló que el uso de sensores en una empresa multinacional del sector del plástico permitió reducir el consumo de energía en una de sus plantas en un 40 %.

Para México este tema es inevitable, nuestro país tiene que adaptarse rápidamente y trazar una política industrial para no perder competitividad, donde la innovación y la tecnología sean el eje de la apuesta. Sin duda, aquí los clústeres son un elemento esencial, al facilitar la cooperación y la transferencia de conocimientos, en Europa, por ejemplo, la política de clústeres forma parte de la estrategia de innovación.

¿Puede Michoacán competir en esta industria? Claro. Hoy, más que nunca, tenemos condiciones para impulsar la innovación y el desarrollo tecnológico. En México, hay registro de varias experiencias; tal es el caso de Guanajuato, que en los últimos 30 años paso de ser una economía agrícola a constituirse como un territorio industrial; Baja California, que a principios de este siglo trazó una estrategia para reconfigurar y adaptar su planta productiva para no perder inversiones, o Jalisco que puso en marcha un plan para la formación de profesionistas tecnológicos, que permitió la llegada de IBM e Intel. Hoy, son estados que ya están planeando la industria 4.0.

Lo mismo hacen otros países, en el caso de los Estados Unidos, por ejemplo, en agosto del año pasado se promulgó la ley de semiconductores, conocida como CHIPS and Science bill, un paquete que contempla recursos por 52.7 mil millones de dólares, e incentivos a la investigación y desarrollo de sectores estratégicos y nuevas tecnologías como la aeroespacial, la biotecnología, la inteligencia artificial o la robótica. En la Unión Europea hace unas semanas entró en vigor la Ley de chips, que establece un conjunto de medidas para fortalecer la cadena de suministro de semiconductores y alcanzar el objetivo de duplicar su actual cuota de mercado mundial hasta el 20 % en 2030.

Bangalore es un ejemplo en Asia. Esta ciudad se ha constituido como un centro de la revolución tecnológica que vive la India, en su territorio se encuentran más de mil 500 empresas nacionales y extranjeras como Microsoft, Dell, IBM, Yahoo, Siemens, Intel o HP. Pero, ¿cómo lo hizo? Le apostó a la educación superior y a desarrollar un clima favorable de inversiones que lleva más de tres décadas. Esta ciudad, a pesar de las altas tasas de analfabetismo, hoy cuenta con universidades y centros tecnológicos con prestigio mundial.

En México, las políticas públicas para fomentar la innovación tecnológica las concentra principalmente el Gobierno Federal, pero hay entidades federativas que ya están impulsando una política de innovación. En Michoacán podemos constituirnos en clúster tecnológico, pero esta apuesta demanda que el gobierno, los empresarios y las instituciones de educación superior trabajen de manera coordinada en cuatro pilares: 1) desarrollo de capital humano; 2) innovación, 3) integración de clústeres en la geografía estatal y 4) acercar las nuevas tecnologías a las empresas, sobre todo, a las PYMES para incorporar el conocimiento científico y tecnológico en el desarrollo industrial de nuestro estado.

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