Camino a un compromiso trascendente. Primera parte: el individuo, constructor del méxico libre

Camino a un compromiso trascendente. Primera parte: el individuo, constructor del méxico libre

Más allá de un lenguaje amarillista, estamos en el proceso a un acontecimiento que marca el rumbo: el infierno o la gloria

Vista panorámica

Ya llevamos muchos meses, años de una campaña interminable hacia la elección presidencial y ahora también de legisladores y otros servidores públicos.

En Francia para elegir al presidente Macron, se anunció la campaña, en pocos días se abrieron. Duró como dos meses la campaña, se hizo la elección. Como en tres meses todo había terminado. ¡Qué alivio!

Nuestro cielo está lleno de ruidos estrepitosos, realizados con buena tecnología, con mercadotecnia para deslumbrar y hacer creer, con mercadotecnia de punta para vendernos imágenes de candidatos y propuestas.

Muchos tenemos la impresión de que la campaña no sirve absolutamente para nada, los carteles y lonas los spots en audio y vídeo son basura que sólo ensucia el ambiente.

La propaganda es la misma, es la misma retórica, palabras que suenan muy bien, propósitos redactados dentro de un código gramatical y moral de conveniencia. Son promesas que no se cumplen. Es sabido el juego y sin embargo se sigue presentando a la sociedad. ¿Quién cree eso? ¿Por qué el inmenso pueblo de México sigue teniendo ese juego? Nos hacen sentir que vienen de personas, tan virtuosas y abnegadas que se describen y se despojan de todos sus adornos y sus beneficios personales únicamente pensando en nuestro bien.

Tapizan nuestro cielo con espectaculares, mantas que muestran fotos de personas perfectamente maquilladas con rostros en poses bien estudiadas, lisos, agradables como carátula de celular. Estas personas están muy tranquilas y sonrientes, una actitud inexplicable cuando sufrimos calores insoportables, angustia por sentirnos desamparados a merced de los criminales que derraman la sangre cada día y saben que no les pasa nada.

Hay ciudadanos que toman acción por un color: azul, oro y negro, naranja, guinda…

Más que programas escuchan promesas. Todos los candidatos entienden perfectamente los problemas, tienen la solución y todos los recursos. Quieren llegar al poder para lavar los pies a los pobres, restañar las heridas fétidas de pus de los enfermos.

Les urge ganar la elección para poner en marcha inmediatamente el país “feliz, feliz, feliz”. La visión de Cándido, pieza de teatro de Víctor Hugo, inspirada en la filosofía de Leibnitz les queda chiquita. Cándido afirma: “todo está de lo mejor en el mejor de los mundos ".

Esa percepción contrasta flagrantemente con la realidad de tantos hermanos asesinados, viudas y huérfanos que quedan en la total impunidad. Los criminales se sienten seguros, a la sombra del poder. Vemos tanto dolor en los rostros castigados por el hambre, la enfermedad, la angustia, sin ninguna esperanza.

Es la realidad que los candidatos deben asumir para ungir las heridas, levantar a los abatidos, devolverles la esperanza y el deseo de vivir. Deben dejar atrás la narrativa que no se sostiene frente a la realidad, de dejar de soñar en un país que no aguanta la prueba, la confrontación con la realidad de todos los días, entre los mexicanos de carne y hueso.

La luz de Dios

Conceptos.- En el estatismo, en las dictaduras, el ciudadano es un número desconocido en la masa.

Sucede que muchos tienen una concepción individualista de la vida, es un individualismo práctico, la inconciencia de que “ningún hombre es una isla” como titulaba su libro Thomas Merton, monje del monasterio de Getzemaní, en Estados Unidos.

Hay un amplio sector de la población mexicana que anda en la función de candidatas y candidatos. Parecen muchos, pero el porcentaje de los participantes es muy bajo, más abajo de la mitad. Hay una gran población que vive totalmente al margen. El abstencionismo es uno de los grandes males de nuestra democracia, es muy bajo. la conciencia de la dimensión política de la vida no llega a millones y millones de mexicanos, según parece.

Muchísimos no les importan las elecciones ni votar, ha habido ocasiones en que vota menos de la mitad de mexicanos.

Aunque son numerosos, no es la totalidad y mayoría la que entra de manera reflexiva en la política para participar en la gestión de la cosa pública, tener parte activa en los procesos socio democráticos del país.

Es de vital importancia asumir a México como una sociedad democrática en la que el pueblo toma parte activa en el proyecto de nación y de gobierno. No somos una borregada pasiva que se deja llevar ciega y dócilmente por los líderes políticos.

Debemos asumir nuestro papel en la Nación, en la convivencia sociopolítica de manera consciente, responsable y digna. Aquí hay un papel enorme de despertar a tantos mexicanos que pasan de ser meros números de la población a ciudadanos sabios y responsables que comparten la construcción compleja e importantísima de México, como seres pensantes, libres y dinámicos.

Los procesos electorales deben llevar a la construcción de México. Debe estar en el centro el mexicano, la mexicana. La retórica electoral no debe ser una avalancha de palabras bonitas. Debe tener una estructura fuerte, un centro, la verdad del hombre. Debe estar al servicio del hombre. Es fundamental tener bien clara la verdad del hombre.

La Iglesia Católica, la mayoría de los mexicanos son católicos, tiene bien reflexionada y plasmada en documentos la verdad del hombre. La biblia y los otros documentos como la constitución pastoral Gaudium et Spes del concilio Vaticano Segundo tienen la verdad del hombre “todo entero, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad (Concilio Vaticano Segundo, constitución Gaudium et Spes, 3). El mismo documento define “el lugar que ocupa el hombre en la naturaleza y en la sociedad…” (Ibid  2)

La orientación que se imprime la existencia, a la convivencia social y a la historia, depende, en gran parte de las respuestas dadas a los interrogantes sobre el lugar del hombre en la naturaleza y en la sociedad.

Estos conceptos bien establecidos dan unidad y orientación a las campañas electorales y a la gestión de la cosa pública.

Urge ponernos a pensar sobre los mexicanos y su búsqueda de una democracia en la que se pase del bla bla, de las palabras y la mentira a la verdad del hombre y su universo y se construya el progreso del hombre y su participación en los procesos democráticos.

rmr

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