¿Bukele?
Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, decidió esta semana intentar paralizar las obras del teleférico y activar el llamado “código rojo”, medidas que él mismo presume como acciones de autoridad, pero que en los hechos rayan en la improvisación y la ilegalidad. La Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán ya aclaró que el edil no tiene facultades para implementar dicho protocolo, lo que exhibe un ejercicio de poder más cercano al espectáculo que a la institucionalidad.
El problema no es menor: mientras Manzo juega a ser el “Bukele mexicano” en sus redes y discursos, la realidad lo contradice.
Por supuesto que debe haber resultados contra la inseguridad, nadie lo pone en duda. Pero eso es en coordinación con las autoridades estatales y federales, no haciendo amagos que solo dañan la economía uruapense.
La paralización de las obras del teleférico no solo detiene un proyecto de infraestructura clave, sino que manda un mensaje de inestabilidad y ocurrencia del municipio.
Claro que debe defender al policía caído hace unos días, por supuesto; también debería haber hecho lo mismo con el periodista acribillado a unos metros de la alcaldía y después de haber sido entrevistado por él. Ahí no hizo espectáculo.
Nadie niega que su administración recibió múltiples presuntas irregularidades administrativas de “Nacho” Campos, pero no puede quedarse en el pasado y, mucho menos, boicotear el futuro.
Además, en política siempre existe un riesgo evidente de bumerán: la estrategia del miedo que intenta imponer puede volverse en su contra. La ciudadanía busca bienestar, tranquilidad y vivir sin amagos, no tener a una autoridad que intimide, que violente.
Manzo: los michoacanos podrían terminar viendo en Carlos —nada que Bukele— no a un líder fuerte, sino a alguien que inspira temor.
rmr