Año nuevo, sin crimen ni mentira ni…

Año nuevo, sin crimen ni mentira ni…

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Sabemos escoger el bien y rechazamos que el poder mienta, nos vea la cara y haga un país caótico y violento.

Vista panorámica

El país se construye con el trabajo profesional y virtuoso de todos, no con retórica y afirmaciones mentirosas, proyectos mal hechos y desechables como el tren transoceánico del sexenio pasado y de la T.
Es noticia que se descarriló el tren nuevo, dejando personas muertas y heridas, un sentimiento de decepción y de duda sobre la calidad de las obras.

Se habla de un acuerdo de paz y el fin de la guerra en Ucrania, una guerra absurda desatada por la invasión de dictadores ambiciosos y sin grandes valores y principios, ningún código de ética. ¿Se trata sólo de declaraciones espectaculares, cimentadas en ambiciones materialistas y perversas de quienes tienen el poder y los reflectores?

A la presidencia de un país poderoso y rico se ha trepado un individuo que no tiene una filosofía sana, que no tiene una conducta sabia y razonable, varón de crímenes y escándalos. Es desorganizado y alocado. Es soberbio y engreído. No tiene sentido común ni se somete al orden establecido en la creación. Es irreflexivo, soberbio, autoritario, no se somete a los principios y valores universales de la humanidad. No tiene lógica.

Se arroga un derecho y un poder que es usurpación y engaño. No tiene el consenso y apoyo de las naciones para meterse a arreglar muchos asuntos en muchos puntos del planeta, a manera de ejemplo la Franja de Gaza, la guerra de Ucrania, los conflictos en Nigeria.

Contra todo derecho, asesina a los tripulantes de las lanchas del Caribe y del Pacífico. Con la misma arbitrariedad se mete a arreglar asuntos en todas partes: también interviene en Nigeria. Es capaz de involucrarse en todas partes. Y ya se habla de que invade por tierra a Venezuela. Es un crimen de prepotencia arbitraria, criminal.

El mal ejemplo cunde y provoca que la violencia se convierta en pandemia, más terrible que el flagelo del Covid-19. Se sigue asesinando en total impunidad a personas valiosas: al empresario Alberto Prieto, a su hijita de 16 años, a sus escoltas. A los seis desaparecidos de Chiapas los encontraron sin vida. ¿Dónde están los no flamantes policías, las bien uniformadas guardias nuevas, los militares sacados de los cuarteles?
Se llamaba Jorge, tenía 40 años –informa La Voz–, vivía en San José del Cerrito, cerca de Morelia. ¿Qué hace la policía? ¿Muestra los detenidos? ¿A quién cuida? La gente ve que nadie vigila, nadie los protege de los criminales.

Luz de lo alto

No se puede negociar con la vida de las personas; un solo hermano o hermana vale más que los dineros y bienes mezquinos que codician quienes tienen el poder.

La iniquidad y los crímenes vienen de arriba, el ejemplo es implacable. Como el tirano Trump, que es una persona visible de todos, caprichosa, impredecible, capaz de pisar sobre las leyes, crear el desorden, el caos, de aplastar a instituciones y faltar al respeto de las naciones. Es capaz de llevar al mundo a un fin desastroso, a la destrucción, al holocausto, al fin infernal del mundo.

Trump es irracional, absurdo, no tiene ninguna razón que lo legitime; sin sentido común, no tiene ninguna autoridad para constituirse en árbitro de todos los pueblos. Su intervención en los asuntos de los estados es perversa, sin fundamento, irracional e inadmisible. Es una intervención satánica para crear la confusión, desatando el odio, la división, las bajas pasiones que pervierten al ser humano, lo convierten en demonio y llevan al caos, a la destrucción total, y convierten el universo en el espectáculo horrible e insufrible del infierno.

Es la Bestia del Apocalipsis que quiere la sangre de los inocentes, el odio, la destrucción del ser humano para satisfacer su orgullo racial, sajón.
En México estamos en la era del crimen. El hombre pierde su dignidad. Los criminales, convertidos en fieras implacables, en demonios, asesinan a sus anchas. No se esconden ni huyen porque gozan de total impunidad. Los responsables del orden constitucional están ausentes, no actúan. Siguen una línea macabra, incomprensible: no preocuparse, dejar hacer, comentaba el mártir Hipólito Mora, que tienen orden de no disparar, sólo de dar abrazos.

¿Esos cuerpos numerosos, solemnes, bien equipados de las policías, qué cuidan, para qué sirven? ¿O están ahí totalmente inútiles o se pasan al bando criminal, como los adolescentes en el asesinato del alcalde de Uruapan?

Ante la ola de sangre y fuego, el vacío de la impotencia y la desesperanza, ¿no hay nada que hacer? Podemos revertir la situación y cambiar la orientación de la humanidad para liberar a la humanidad del poder de las tinieblas y recuperar la vía del mundo redimido por el Hijo de Dios.

Es hora de fe, de apoyarse en la Roca inconmovible que sostiene el universo, una presencia del Redentor que sigue presente en la tierra, que tiene la derrota del fuerte que tiene sometido al mundo, porque Él es el más fuerte.

En el Año Nuevo, en el renacer del tiempo, la solución está en dejar de confiar en los hombres egoístas y mentirosos, para poner toda su confianza en Dios. Es hora de escuchar la Palabra y abrirse a su encuentro con el Emanuel, el Dios-con-nosotros.

Con un poder infinito y secreto en el mundo, puesto al servicio de los hombres, podemos revertir la situación.

rmr

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