Por: Sayra Casillas/@SayraCasillas2
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- El ex gobernador interino, Jesús Reyna García, sostuvo que no es un delincuente y detrás de su detención –casi cinco años– hubo influencia del ex comisionado Alfredo Castillo Cervantes. "Quiero que mis hijos y los hijos de ellos sean libres de esta infamia que se cometió en mi contra, para que puedan vivir su vida y que nadie tenga que reclamarles ni decirles nada relacionado conmigo; quiero entregarles el apellido limpio, como yo lo recibí de mi padre", señaló.
Dejó en claro que éste es el momento de reencontrarse con su familia, con la hija que físicamente ya no está, de atender sus asuntos personales. Después vendrán las decisiones políticas que no ha querido tomar.
Hace un par de semanas, el político michoacano anunció que interpondrá denuncias penales, recursos en materia civil y quejas administrativas por las presuntas arbitrariedades e irregularidades que se cometieron en su contra. En esa ruta va a exponer hechos para que por sí mismos salgan los responsables. Él evitó dar nombres.
En entrevista exclusiva con Víctor Americano, manifestó que mientras estuvo encarcelado, primero en El Altiplano y después en Mil Cumbres, lo mantuvo fuerte el anhelo de salir y esclarecer lo que pasó, "porque no soy un delincuente, porque nunca he cometido un delito, porque yo quería salir y estar expuesto a la opinión pública, para que quien me tenga que acusar de algo me acuse con verdad y con fundamento".
Fue un encuentro periodístico en el que Jesús Reyna se deslindó de vínculos delincuenciales y reiteró que el encuentro que sostuvo con el ex líder de Los Caballeros Templarios, Servando Gómez Martínez La Tuta, estuvo forzado, bajo amenazas, y ocurrió en 2011, cuando no ostentaba un cargo público; también mostró su lado más sensible al narrar que, de todo lo que vivió, el episodio más doloroso fue la pérdida de su hija Ruth.
El aún priísta se desempeñó como secretario de Gobierno en la gestión de Fausto Vallejo Figueroa, periodo en el cual se inscribe la designación de Alfredo Castillo Cervantes, en enero de 2014, como comisionado para la seguridad y el desarrollo integral de Michoacán por decreto del entonces presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Un año duró la encomienda de Castillo Cervantes en Michoacán, pero en los primeros meses (abril) Jesús Reyna fue detenido y quedó sujeto a proceso penal por presuntos vínculos con la delincuencia organizada. Estuvo preso cuatro años con nueve meses, y un mes y medio después de que recuperó la libertad, sin cargo alguno, el ex servidor público advierte que el emisario federal tuvo "influencia" en el caso.
Compartió que, en su calidad de encargado de la política interior del estado tuvo dos desencuentros con Castillo. El primero, por su postura de generar cambios inmediatos de titulares en distintas áreas, entre ellas la Procuraduría General de Justicia del Estado y la Secretaría de Seguridad Pública, sin comunicar siquiera a quienes en ese momento estaban a cargo.
"Me parecía una total descortesía no avisarle a nadie de los funcionarios que iban a ser sustituidos, y más grave aún que no lo hiciéramos con una persona que tiene dentro del Ejército un grado de general brigadier, como era el caso de (Alberto) Reyes Baca, y de todas maneras el comisionado dijo: hay que hacerlo. Eso nos muestra la prepotencia, la actitud con la que llegó", dijo.
Agregó que en una segunda ocasión pidió al entonces comisionado que se condujera con respeto hacia las instituciones del estado, incluido el gobernador. Desmintió haber dicho: "aquí así no se hacen las cosas, pinche muchachito", una frase que se le atribuyó en columnas y notas periodísticas durante su estancia en prisión.
Lo que sí hizo fue oponerse al registro de armas que en ese entonces portaban los autodefensas surgidos un año atrás, principalmente en municipios de la Tierra Caliente, pero sobre todo rechazar que se utilizaran civiles para combatir a la delincuencia.
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CA