Uno de los problemas de mayor relevancia a nivel internacional es la constante degradación de los elementos naturales, y no siempre se hace de forma ilícita en virtud a que está intrínsecamente relacionado con la actividad agroindustrial y forestal que los propietarios de bosques realizan; incluso con las autorizaciones ambientales legalmente emitidas. Para ello, se han tenido que buscar alternativas ambientales jurídicamente válidas y aceptadas a nivel internacional, nacional, estatal y municipal.
Y es que, atendiendo al principio de legalidad y propiedad contenidos en el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, si bien originariamente corresponde a la Nación, lo cierto es que también se ha posibilitado que este dominio sea transmitido a los particulares. En México este artículo reconoce tres tipos de propiedad, además de la propiedad pública están la social y la privada.
Por esta razón cualquier medida que se tome sobre ellas debe propiciar en todo momento el respeto al derecho a la propiedad, que también es un derecho humano. Si bien, el Estado tiene la facultad de imponer medidas y controles sobre estos bienes, para garantizar un uso y explotación sustentable, debe tomar en consideración muchos factores para evitar otros problemas que pudieran generar discriminación y violación a derechos fundamentales.
Hoy, en especial, llaman la atención las acciones que el gobierno del estado de Michoacán implementa al aplicarse un millón de dólares para apoyar a los propietarios de los bosques de la región en la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca declarada por la UNESCO hace 23 años como Bien Patrimonio Mundial Natural. Este fondo es una aportación tripartita entre el gobierno federal, el estatal y la Fundación Parker. Esta acción fortalece uno de los conceptos ambientales más novedosos y que puede resultar exitoso, que es el pago por servicios ambientales. La comunidad internacional ha coincidido en reconocer cuatro formas de servicios ambientales: (1) el secuestro y almacenamiento de carbono, (2) la protección de la biodiversidad, (3) la protección de cuencas hidrográficas y (4) la belleza escénica. El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla ha dicho que la zona natural protegida representa una importancia relevante en términos ambientales e hídricos.
Sven Wunder (2006) expone en su artículo Pago por Servicios Ambientales, los tipos de servicios ambientales con un ejemplo muy preciso para su implementación: “1. Secuestro y almacenamiento de carbono: por ejemplo, una empresa eléctrica del hemisferio norte paga a campesinos del trópico por plantar y mantener árboles. 2. Protección de la biodiversidad: por ejemplo, donantes que pagan a los pobladores locales por proteger y restaurar áreas para crear un corredor biológico. 3. Protección de cuencas hidrográficas: por ejemplo, los usuarios aguas abajo pagan a los dueños de fincas aguas arriba por adoptar usos de la tierra que limiten la deforestación, la erosión del suelo, riesgos de inundación, etc. 4. Belleza escénica: por ejemplo, una empresa de turismo paga a una comunidad local por no cazar en un bosque usado para turismo de observación de la vida silvestre”.[1]
Los servicios ambientales se relacionan directamente con la naturaleza y sus elementos donde sus valores y beneficios pueden ser de índole económica, ambiental, social o cultural y lleva consigo la finalidad de proporcionar una mejor calidad de vida a los habitantes, humanos y seres vivos en general.
Con la figura de pago por servicios ambientales se cumple con una preocupación para los poseedores y propietarios, donde se han decretado áreas naturales protegidas o de conservación, porque no pueden alterar o realizar la explotación de los recursos y se convierten ahora en proveedores de servicios ambientales, quienes, al recibir un pago, se obligan a contribuir a la conservación de los ecosistemas cuya vocación es de un servicio ambiental.
Es necesario, además, que extiendan este reconocimiento y compensación de servicios ambientales al paisaje natural, la polinización, la reducción de emisiones de gases a la atmósfera, la conservación, protección y conservación del suelo fértil, el agua y el aire limpios, captación y filtración de agua, mitigación de los efectos del cambio climático, refugio de fauna silvestre, belleza escénica, generación de oxígeno y asimilación de contaminantes, entre otros.
Los beneficiarios de los servicios ambientales somos todos y los recibimos de la naturaleza de forma gratuita; sin embargo, debido a la degradación de los elementos naturales, cada vez resulta más complicado recibirlos de buena calidad y saludables, y al ritmo que sigamos impactando de forma negativa al planeta, tendremos que pagar incluso por el oxígeno que respiramos.